Plegaria...

"Permitid que sea sincera. De buen comienzo no seré de vuestro agrado: las damas sentirán envidia y los caballeros...

No os agradaré ahora y os agradaré mucho menos a medida que avancemos.

Señoras, os lo advierto: estoy dispuesta en todo momento. No es ni un alarde ni una opinión. Sólo, simple y llanamente, un hecho. Sabed que seduzco por doquier. Me veréis seduciendo a sus maridos y todas os envenareis de mi. No lo hagáis, os acarreará problemas; estaréis más a salvo observando y sacando conclusiones a distancia que si metiera mi poder bajo vuestras enaguas.

Caballeros, no desesperéis: también estoy dispuesta. Y os aconsejo la misma precaución: que vuestras patéticas erecciones esperen a que haya terminado; pero luego, cuando folleis, porque luego follareis, eso espero de vosotros, y además sabré si me habéis defraudado, deseo que folleis con mi pequeña imagen agitándose en vuestros testículos. Sentid como lo sentía yo, como lo siento yo, y preguntaos: ¿Ha sido el mismo estremecimiento que sentía ella? ¿Tenía conocimiento de algo más profundo? ¿O existe un muro de desgracia contra el que todos nos golpeamos la cabeza durante ese intenso y resplandeciente momento?

Queda dicho. Éste es mi prólogo. No hay rimas ni declaraciones de modestia, no contaríais con eso, espero. Yo soy quien lo firma, no importa quien, y no tengo ningún deseo de agradaros."

Prologo" The libertine"
(Adaptación "libre")

¿Cuántas veces habeis posado la mirada sobre mi con la inocencia de un infante en busca de alimento y os habeis sentido perturbados?...
¿Os habeis remontado dulcemente en las fantasías que se cuelan por la carne que os viste, dejándoos arrastrar por la perversidad recién nacida en la impunidad más absoluta de sus privacidades?...
¿Os habeis descubierto sublevados al instinto original que carcome sus entrañas como un fuego abrasador sin mayores intenciones de aplacarlo que la medida exacta que os permita no sentirse descubiertos?...
¿Os habeis proyectado por sobre mi arrastrándome en sus imaginaciones sin tomar en cuenta, ni por un breve instante, si mi voluntad os satisface?...
¿Cuántas más lo hareis sin confesarlo?...
¿Os perturbo ahora lo suficiente cómo para hincáros de rodillas y arrancaros un ruego de piedad suplicando mi presencia en lo inmediato?...
¿O más bien apenas tentandoos a la dulce y silenciosa infidelidad de tomar un cuerpo prestado en honor al indeleble perfume de mis letras?...
¿Acaso soy yo motivo de sus perturbaciones?...
¿Acaso realmente creeis que son estas manos las que escriben las leyes que os rigen la sangre cuando las intenciones viran abruptamente con la violencia de una tormenta incontenible?...
¿Acaso pensabais delegarme las culpas que sentís por los tatuajes que en sus pieles marcaron con la palabra pecado cuando aún sus mentes vagaban libres por la miel de los placeres sin medir responsabilidades?...
No señores...
No señoras...
No soy yo quien os hace caer en semejantes tentaciones...
Para ello teneis vosotros a sus dioses...
Y sus dioses os tienen...
Os resguardan...
¿Acaso no os seducen ellos?...
¿Os someten a sus más obscuros deseos arropados en el velo de misteriosas prohibiciones por el bien de vuestran almas a futuro, observándoles inquisidores desde sus olimpos mientras el ahora los carcome, bien por haberos sucumbido, bien por haberos reprimido?...
Yo solo os amaría sin medida, sin restricciones, propias o ajenas, aún en sus caídas y más que nunca en ellas, aún en sus más absurdos devaneos, tanto en sus desvelos e insatisfacciones como en las mías, en la salud o en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe...
O desista , tal vez por compasión bien nacida, tal vez por cansancio ante nuestra férreas voluntades, de atormentarnos con sus amenazas de bufonezcas muecas...
Os consolaría de sus penas con las mías...
¿Acaso podría ser yo motivo de sus perturbaciones?...
Solo os contemplo...
Os escucho...
Os observo...
Os describo...
Os admiro sin cansancio...
Os guardo sus secretos si así me lo pidieren...
Mejor confesarse conmigo que con dioses de fábulas que no os comprenderían, ni complacerían esta furia de vivir sin el gozo de una libertad más absoluta que un paraíso hecho a vuestra justa medida...
No puedo ser yo motivo de perturbaciones que no hubiesen existido antes ya de mis apariciones en sus escénicos grotescos al que llaman vida...
Conmigo no hay perdones requeridos, ni indulgencias de terceras líneas...
No guardo en mi más que lo puesto en exhibido y un par de intenciones camufladas que me asistan a encontraros en este laberinto de ilusiones pasajeras...
No pueden desnudarme,no...
Aunque eso quisieran...
Ni aún con gestos mórbidos, ni con lascivos pensamientos, ni con justicias ciegas...
No hay desnudez mayor que la expuesta...
Vosotros sois quienes podrían vestirme tan siquiera...
¿Acaso no lo veis?...
¿Su justicia os traspasó las vendas?...
Cada vez que me suman en sus razonamientos...
Cada vez que me restan en sus dudas...
Cada vez que me multiplican en sus vidas...
Cada vez que me dividen en los nombres...
Cada vez que os desconcierto...
Me visten con sus propias intenciones, con sus propias culpas me cargan como a la mula resagada que les gustaría que fuere antes que reconocerse débiles a los instintos animales que os asisten, ni más ni menos que a seguir existiendo como raza entre las bestias que tanto subestiman...
Más...
¿A quién prodría pesarle una carga colmada de inexistencia?...
Os libero de culparme...
Ni falta os hace agradecerme tan siquiera, liberaos de culpa y gracia y vereis que sus temperaturas corporales os recuerdan un coro de angelicales melodías embriagantes...
¿No lo sentís?
Lo sentís en la profundidad que late detrás de todas las manifestaciones, como sentís mis palabras hacerse carne en las venas cuando me dejais acariciarles desde los ojos hasta el más recóndito rincón de sus anhelos primigeneos...
Podreis negarme, taparme la boca, vendarme los ojos, atarme las manos, quemarme en sus hogueras, condenarme al más absurdo de todos los infiernos que existen en sus imaginaciones, tan perecederas como el último suspiro y tan efímeras como el primero, mas nunca podreis acabar conmigo...
No sin revelarme antes...
Hasta la más insignificante exitación traspasa las barreras de todo pensamiento...
He ahí el mayor de los secretos...
¿Quereis develarlo?...
Adelante...
No pidais, tomádlo, está escondido en algún sitio de la anatomía, os entrego la mía como excusa, tomad aire y sumergiros en la búsqueda, la agitación será la brújula y el extasis destino del fragor de los amantes del latido verdadero...
Si hasta el universo palpita ante la belleza de un desnudo en una noche de claro de luna, en la pasión de la música, en la explosión de los colores, en la tersura de un pétalo fragante que regala su perfume sin medir quien lo consuma, en la humedad de un beso arrebatado por dudosas incitaciones...
¿Acaso soy yo motivo de sus perturbaciones?...
No señores...
No señoras...
No soy yo quien os hace caer en semejantes tentaciones...
Para ello teneis vosotros a sus dioses...

Más quisiera yo tenerlos para congraciarme sin tanto trapicheo y a eso vengo...
Os conjuro a todos dentro mío aquí y ahora...
Os desafío...
Que se caiga el cielo sobre mi cabeza si mi atrevimiento os disgusta...
Si fuera dios os aseguro que me quedaría con la oferta, porque no encontrareis ustedes demasiada valentía en las oraciones respetuosas que os ofrecen sus más fervientes fieles ocultando en ellas sus intenciones pedigüeñas y ambisiosas...
Sus moralidades de dos caras me sonrojan hasta a mi misma, que no conozco mayor vergüenza que mi condición humana...
Os suplico si os hace falta...
Más no caeré de rodillas para hacerlo, no podríais salvarme si me lo pidieres de esas maneras...
Para ello están los de mi propia raza...
Renuncio a formar parte de ella y os obligo a ser testigos sin excusas...
Mi alma os pertenece...
Así no quisiereis aceptarla porque mi voluntad así lo dictamina...
Os la encomiendo...
Os la ofrezco aquí y ahora con todo cuanto la reviste...
Venid y arrancádmela del cuerpo si así os complaciera de buen grado...
Solo una condición impongo ante sus misericordias, como prueba de que aún las conservan a pesar de tanta burla y tanto escarnio promilgadoen sus "honores"...
De tomarla exijo, a riesgo de perderla, este es el precio que le impongo a mi herejía, si cupiese la palabra escrita, que la arrebateis de mi cuerpo tal y como allí la habeis dejado...

...amén.

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